"Sin ningún tratamiento de ningún tipo y con una mínima intervención, una huerta puede dar frutos sanos y abundantes."
Desde hace más de 12 años que hago prácticamente todo lo contrario a lo que predica la agricultura industrial, asegurando con sus obsesivos mantras que la alimentación mundial de ello depende, de torturar exprimir y simplificar la naturaleza para obligarla a producir un solo producto elegido y modificado, mientras se destruye toda la diversidad natural y expontanea.
Sobre todo he cogido por costumbre el prescindir de mezclar veneno con la comida, el torturar a las plantas con podas salvajes, con laboreos que destrozan sus raíces y ecosistema microbiano, evito su atiborramiento con abonos, el deshervado y aniquilación total de cualquier forma de vida que no sea el cultivo, evito el monocultivo en favor de la diversidad floristica, evito creerme más sabio que la antiquísima naturaleza, cuyos procesos, a menudo, resultan incomprensibles para seres tan efímeros y limitados como los humanos y sus corrientes culturales, más aún cuando estas están enfermas y obsoletas por el apalncamiento que provoca el miedo...
Es tanta mi desobediencia al absurdo y enfermizo paradigma agrícola que incluso estoy dejando de cultivar, poco a poco voy comprendiendo y tomando consciencia de que la comida crece expontaneamente hasta debajo de las piedras si se deja a la naturaleza actuar, si se conoce y comprende la verdadera naturaleza del alimento natural silvestre.
Así, me estoy decantando lenta e inexorablemente hacia la recolección de comida silvestre o asilvestrada en sustitución de la cultivada.
A la vez voy comprendiendo que la agricultura puede reducirse a la mera diseminacion de semillas en su hábitat óptimo, haciendo mínimas intervenciones para facilitar la proliferación de plantas creadoras de alimento, siempre en un marco próximo a lo salvaje y diverso actuando siempre previa observación y comprensión del mundo natural y sus leyes.
Nunca suplantando al saber hacer de los procesos naturales, que son la auténtica y verdadera universidad y libro del conocimiento, del que cualquiera puede aprender a través de la pausada observación paciente, si la necesidad de obedecer dogmas ni paradigmas surgidos del obsoleto mundo que urge cambiar.
Del mismo modo que he desobedecido a la agricultura industrial, he desobedecido a la medicina industrial, con similares resultados y aprendizajes beneficiosos.
De igual modo que con la agricultura y la medicina he hecho con la economía, con la arquitectura, con la nutrición, con el pensamiento... Etc.
Al final, me he dado cuenta de que es la cultura al completo, una cultura industrial, la que está tremendamente obsoleta, porque obsoleto está el ser humano, que es quien crea la cultura que luego lo rige...
Así que todos mis aprendizajes en lo cotidiano, hacia lo natural me han llevado a una transformación integral y total de mi propio ser humano, que es lo que andaba obsoleto y por lo tanto sufriente inoperante e insolvente.
Si, he dejado de pertenecer a la cultura que me envuelve, ya me dedico a vivir de otro modo, aunque aún quedan cabos que cortar con lo viejo y semillas que sembrar en lo nuevo, ya me siento de un nuevo mundo..
Un mundo en el que el sufrimiento y la destruccion ya no es un modo de vida para mi.
Ya no me dedico a vivir de la corrección de la inmundicia, me dedico a crear encima de los árboles, sin arrancrlos, me dedico a aprender de la naturaleza liberado del loco sueño de creerme por encima de su saber...
Ya no creo los problemas que encajen en las soluciones que más tarde idearé...
Vivimos tiempos en los que ya no nos podemos permitir vivir de espaldas a nosotros mismos mientras nos amarramos a un obsoleto modelo ineficiente que se hunde...
Son tiempos para abandonar el miedo y empuñar la herramienta creativa con la que nacimos para ser obradores del cambio que todos sentimos que ha de llegar..
Carlos Cañaverales.
Salud, PuraVida y MundoAlternaVivo