Pre Se Ente
- Carlos Cañaverales
- 24 jun 2021
- 2 Min. de lectura
🔸SerEs del SaberSe🔸
☘️ConocerSe Es Crecer🍀
- Qué vas a Ser de mayor? - Ser de mayor?, ya mismo Soy, Soy un Roble, de mayor seguiré siendo un Roble, mucho más grande, ya sé quien Soy, ahora mi labor es crecer.

A menudo, al hacer determinadas preguntas invocamos una determinada realidad que por repetición, pasa a formar parte del constructo de nuestra propia realidad creada y creída.
Si en vez de preguntar a alguien qué va a ser de mayor, le preguntas ¿qué eres? en presente, estás evitando trasladar la realidad a un futuro incierto e inaccesible, sobre el que no se tiene ningún poder, la esencia de la vida siempre está en el presente.
Al trasladar hacia el futuro cuestiones tan trascendentes como las del propio ser, nos privamos de lo que existe en realidad, el presente, entrando en dinámicas que nos alejan del conocimiento propio de quienes somos.
Estamos tan acostumbrados a ubicarlo todo en tiempo futuro o pasado, que nunca estamos en la única parcela de la existencia sobre la que podemos actuar, el presente, ese regalo que muy pocos humanos saben disfrutar.
No cabe duda de que proyectar en el tiempo puede ser útil para determinadas tareas de la vida, fechas de siembra, aprendizajes del pasado...etc. Del mismo modo, un uso inconsciente y excesivo del tiempo puede distorsionar la vida hasta tal punto que todo se basa en proyecciones temporales sujetas a circunstancias que aún no se han dado, creando una vida de incertidumbre, inseguridad y frustración permanentes, que alejan al ser humano de su centro y de la realidad propia.
Uno de los efectos más catastróficos del uso inconsciente del tiempo, son las prisas, un intento vanal por llegar rápidamente a esa realidad prometedora catapultada hacia el futuro.
Las prisas crean la orden psicológica de que el tiempo es un obstáculo entre el ser y sus deseos proyectados en el tiempo, invocando fuerzas combulsas que se contradicen con otras de sentido inverso, como las del miedo a envejecer o a que pase rápida la vida.
En mis días de vida campestre, fuera del paradigma convencional, he experimentado durante muchos años la retirada del reloj de pulsera y el calendario de pared como terapia para abandonar la adicción al tiempo. En su lugar, el sol, la luna y los ciclos naturales han pasado a ser quienes marcan mis ritmos. Cosa que me ha ayudado mucho a sanar mi relación con el concepto tiempo, realidad y con migo mismo.
Este escrito es una invitación a que prestemos atención al factor tiempo, uno de tantos aspectos abandonados que nos alejan de nosotros mismos y por lo tanto de la auténtica vida, la PuraVida.
Cualquier minúscula mejora en tu vida repercutirá a la vez en una mejora en mi vida. Eso es algo que se aprende en las calmadas aguas del eterno presente.
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